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¿Cómo influyen las tarjetas de crédito en mi salud financiera?

El uso de tarjetas de crédito se ha convertido en una práctica común en la vida financiera moderna, ofreciendo comodidad y flexibilidad, pero también planteando desafíos significativos para la salud financiera de los usuarios. Esta herramienta financiera, cuando se gestiona apropiadamente, puede contribuir positivamente al historial crediticio y a la optimización del flujo de efectivo. Sin embargo, su mal manejo puede derivar en deudas crónicas, tasas de interés desbordantes y estrés económico persistente.

Beneficios de utilizar responsablemente las tarjetas de crédito

Uno de los principales beneficios de utilizar tarjetas de crédito radica en la construcción del historial crediticio. Al efectuar pagos puntuales y manejar límites adecuados de utilización, los consumidores generan una reputación positiva ante las entidades financieras, facilitando el acceso a préstamos e hipotecas en el futuro. Asimismo, las tarjetas premium suelen ofrecer programas de recompensas, seguros de viaje, protección contra fraudes y acceso a promociones exclusivas, agregando valor al uso cotidiano.

Por ejemplo, un usuario que realiza todas sus compras mensuales con la tarjeta y luego paga el total antes del vencimiento puede, en el plazo de un año, acumular millas, puntos o devoluciones de efectivo. Esto representa un ahorro neto o la posibilidad de viajar a menor costo. Además, ante emergencias médicas o gastos imprevistos, la tarjeta ofrece liquidez inmediata, lo que puede prevenir el uso de préstamos informales de altísimo interés.

Peligros económicos vinculados al endeudamiento

El principal peligro asociado a las tarjetas de crédito es la posibilidad de endeudamiento excesivo. Debido a la facilidad de acceso al crédito y la aparente ausencia de dinero físico, algunos usuarios pierden control sobre sus gastos, acumulando saldos que, al no ser pagados en su totalidad, generan intereses compuestos elevados. Según el Banco de España, la tasa anual de interés promedio en tarjetas de crédito supera el 18%, lo que implica que una deuda de 1.000 euros puede duplicarse en apenas cuatro años si solo se realizan pagos mínimos.

Un factor importante es el impacto psicológico del uso de tarjetas de crédito. Investigaciones sobre comportamiento financiero, como las llevadas a cabo en la Universidad de Stanford, indican que las personas suelen gastar entre un 12% y 18% más cuando pagan con tarjetas que con dinero en efectivo. Esta conducta podría deberse a una percepción reducida de pérdida y la satisfacción inmediata de comprar productos y servicios sin el desembolso instantáneo de efectivo.

Ejemplos de estudio: efectos tangibles en la salud financiera

Para demostrar los resultados específicos, examinemos dos situaciones comunes:

Caso 1: usuario disciplinado. Marta, joven profesional en una ciudad española, utiliza su tarjeta exclusivamente para compras necesarias y salda el total mensual religiosamente. Aprovecha los beneficios de reembolso y nunca paga intereses. Gracias a su historial impecable, obtiene un préstamo hipotecario con una excelente tasa tres años después de comenzar a utilizar la tarjeta.

Caso 2: usuario con hábitos de consumo desordenados. Pedro, autónomo, utiliza varias tarjetas para sobrellevar los gastos mensuales y ocasionalmente paga sólo el mínimo. En menos de dos años, acumula una deuda de 5.000 euros, debiendo asignar hasta un 25% de su ingreso al pago de intereses. Su salud financiera se deteriora, experimenta estrés y dificultades para cubrir necesidades básicas.

Vínculo entre las tarjetas de crédito y la salud mental

Estudios de la Organización Mundial de la Salud indican que las preocupaciones económicas, debidas a deudas mal administradas, pueden afectar la salud mental y las relaciones personales. Tener demasiadas deudas generalmente se relaciona con problemas de sueño, ansiedad e incluso depresión. Por otro lado, un manejo responsable de las tarjetas aporta una sensación de control, acceso a oportunidades y calma ante situaciones económicas inesperadas.

Acercar la educación financiera a la toma de decisiones es clave: establecimientos educativos y entidades bancarias han comenzado a ofrecer talleres para familiarizar a los usuarios con conceptos como tasa de interés, pago mínimo, límite de crédito y fecha de corte. Resulta fundamental comprender estos elementos antes de asumir responsabilidades crediticias.

Formas de resguardar el bienestar financiero al utilizar tarjetas

Existen prácticas que permiten mitigar riesgos:

1. Elaborar un presupuesto mensual: definir con claridad ingresos y gastos permite asignar un límite realista al uso de la tarjeta y evitar compras impulsivas.

2. Pagar el total del saldo: evitar el pago mínimo es esencial para no entrar en la espiral de intereses. Pagar el total facturado genera ahorro y fortalece el historial crediticio.

3. Comprender los términos y condiciones: revisar detenidamente la ‘letra pequeña’ y entender las tarifas, los intereses y las sanciones permite prever gastos inesperados.

4. Monitorizar movimientos: revisar con regularidad los extractos permite detectar fraudes, cargos indebidos o fugas de dinero.

5. Limitar el número de tarjetas: menos tarjetas facilitan el control y reducen la tentación de sobregasto.

El impacto de las tarjetas de crédito en la salud financiera

El efecto de utilizar tarjetas de crédito en la salud financiera es significativo y tiene muchas facetas. Decidir usarlas como una herramienta planificada o de manera impulsiva origina una diferencia notable en el bienestar financiero a largo plazo. Comprender las ventajas y desventajas, adquirir conocimientos de forma continua y actuar de manera responsable puede convertir estos instrumentos en aliados para el desarrollo patrimonial y la estabilidad personal. La clave reside en la autodisciplina y en tomar decisiones financieras con conciencia.

Por Carmen Lovera

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